Desde que era pequeña, los idiomas siempre me han apasionado. Recuerdo perfectamente, con 5 años, pedirle a mi madre que me apuntara a clases de inglés. Unos años más tarde, a los 14, tuve la suerte de vivir una experiencia que me cambió la vida, pasar un verano sola en Inglaterra.
Esto para mí, fue un antes y un después. Descubrí lo que era estar inmersa en otro idioma, comunicarme con personas de diferentes partes del mundo... Ahí tuve claro que eso era a lo que quería dedicarme el resto de mi vida.
Estudié Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación y durante la carrera, volví a tener la suerte de vivir otra experiencia en el extranjero, esta vez en Italia. Desde entonces, el italiano sigue siendo uno de mis idiomas favoritos hasta hoy.
Pero, al terminar mis estudios, me enfrenté a una dura realidad: a pesar de llevar años estudiando inglés, no me sentía segura hablando con nativos. Me sentía cómoda en el papel, pero no sabía comunicarme de manera natural.
Entonces tomé una decisión radical: compré un billete de solo ida a Edimburgo, solo quería mejorar mi inglés. Y después de varios trabajos, conseguí un puesto como profesora de español en un colegio, la experiencia que me hizo darme cuenta de que enseñar era mi verdadera pasión.
Me seguí formando con una misión clara: quería enseñar idiomas dando herramientas reales para comunicarse en el mundo.
Pero entonces llegó la pandemia, y como tanta gente, decidí volver a España. Por una parte, extrañaba mi vida aquí, pero al reincorporarme al trabajo en colegios y academias, volví a encontrarme con la sensación de que los métodos que usaban no funcionaban. Veía a estudiantes frustrados, atrapados en los libros y reglas gramaticales, sin poder expresarse ni disfrutar del idioma.
Eso me llevó a dar el paso más importante de mi vida: crear mi propia escuela, con un método que combinase todo lo que he aprendido como estudiante y como profesora. Tenía claro que quería que los estudiantes pudiesen vivir el idioma en contextos reales y superar todas esas barreras que tantos enfrentamos al aprender.
Quiero romper los mitos y miedos que tantas personas tienen al aprender idiomas. Por eso, quería que las bases de nuestra enseñanza fuesen la confianza, la personalización y la cercanía, esperando que nuestra escuela sea ese espacio en el que tú también descubras que puedes aprender un idioma, disfrutarlo y usarlo para abrirte al mundo.
Pero, al terminar mis estudios, me enfrenté a una dura realidad: a pesar de llevar años estudiando inglés, no me sentía segura hablando con nativos. Me sentía cómoda en el papel, pero no sabía comunicarme de manera natural.
Entonces tomé una decisión radical: compré un billete de solo ida a Edimburgo, solo quería mejorar mi inglés. Y después de varios trabajos, conseguí un puesto como profesora de español en un colegio, la experiencia que me hizo darme cuenta de que enseñar era mi verdadera pasión.
Eso me llevó a dar el paso más importante de mi vida: crear mi propia escuela, con un método que combinase todo lo que he aprendido como estudiante y como profesora. Tenía claro que quería que los estudiantes pudiesen vivir el idioma en contextos reales y superar todas esas barreras que tantos enfrentamos al aprender.
Quiero romper los mitos y miedos que tantas personas tienen al aprender idiomas. Por eso, quería que las bases de nuestra enseñanza fuesen la confianza, la personalización y la cercanía, esperando que nuestra escuela sea ese espacio en el que tú también descubras que puedes aprender un idioma, disfrutarlo y usarlo para abrirte al mundo.
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